La aventura no se hizo esperar como buena aventura que se precie. Una aventura sin un aterrizaje de emergencia a miles de kilómetros de la parada estipulada, me parece una mariconada de nivel nueve. Yo miraba a Irene y ella a su vez lo hacía por la ventanilla del habitáculo volador. Los coches de policía, ambulancias y bomberos nos perseguían como si una inevitable catástrofe se acercara sin piedad. Pero no pasó nada. El piloto del avión aparcó el pájaro de metal, le llenaron las botellas de oxígeno y nos fuimos pitando para llegar dos horas más tarde a nuestra primera parada. Me despedí de Irene, mi compañera de viaje, para con urgencia pillar el otro vuelo y así una vez más hasta llegar a Anchorage, mi destino final... o el inicial.
Al bajar del avión el frío me torteó la cara e incluso le oí decirme "¿Tu donde cojones vas? ¿Piensas que lo vas a conseguir? ¿De veras lo crees?" Pero no supe que responder. Oscuro y helador como el congelador de tu casa multiplicado por 6 en frialdad y dividido por 2 en oscuridad.
Solo tenía que recoger las maletas y esperar que fuese una hora prudente para llamar a Mr Martins porque creí que las tres de la mañana no seria bien recibido.
Las maletas no llegaron. Mr Martins a las 11 de la mañana con su sonrisa perpetua y su tangible energía.
La primera de mis sorpresas fue que no es tan oscuro como me habían dicho ni como pensaba. A la mañana salió el Sol y se marcha sobre las 4 y media. Nunca se enfurece pero facilita la visión.
Una vez en casa de mi querido amigo, directamente y sin dar tiempo a tiempo, saqué la moto del cuartito donde había estado los ultimos 5 meses; sin encenderse para nada. La tarea no fue fácil por la cantidad de nieve que había en la puerta. La metimos en el garage y le metimos un chute de energía en la batería.
Mi sorpresa fue cuando Chilitrini arrancó. Su sonido a guerrera incombustible me trajo gratos recuerdo. Muy buenos recuerdos. Es increíble como un sonido te puede pintar en tu mente tantos momentos vividos durante este año pasado y la mitad del anterior. Pude ver risas, miradas de sorpresa, miradas de entusiasmo e incluso algunas miradas de color jardín brotando alguna lágrima de emoción. Demasiadas emociones, demasiado viaje para volver... así que a las 3 de la tarde me fui fundido a la cama.
Dormí casi hasta las 9 del siguiente día. Me levanté y la familia ya estaba operativa para afrontar un nuevo dia. Nuestra misión, después de la de quitar lagañas, era montar la moto en la pick up y llevarla a un taller Kawasaki de la ciudad. -14 Cº Chivaba el auto, al cambio. Pequeñitos cristales danzaban en el frío ambiente haciendo que mi cara pareciese agrietarse en cada gesto.
Llegamos al taller y le explicamos al chico cual era la idea de mi viaje y mis intenciones respecto a la moto. No se rió de mí, ni de aquello, ni de la idea en general, lo cual agradecí. Bajamos la moto y le dejé la larga lista de lo que necesitaba, en orden de importancia.
Cambiar los segmentos de la moto
Kit de arrastre completo
Batería nueva con mayor potencia
Maneta izquierda
Cable del cuenta kilómetros
Pantalla para viento
Cambio de todos los líquidos: aceite, agua, frenos... y sus filtros
Aparato que sirve para no salvar la batería y el motor de cuyo nombre no me acuerdo
y chorreitos varios...
Ruedas de clavos
Como podéis apreciar lo de importancia...
El tipo se marchó y me dijo que volviese en una hora y media más o menos para ver que es lo que tenía, que tenía que pedir... etc
Martin se fue con su familia y yo me fui a pasear que para eso el dia estaba precioso. Duré dos esquinas y me metí en un restaurante de comida rápida. Comí algo mientras miraba por la ventana como los coches patinaban, a pesar de estar preparado para aquellas condiciones, sobre el hielo de la carretera. Entonces saltaron las alarmas dentro de mí, aunque sabía la clave para silenciarla. "Tiempo al tiempo... ya se verá"
A la vuelta al taller, mi amigo, ya tenía preparada la lista de la compra con todos los "habios" para hacer de Chilitrini una máquina vencedora. Mientras recitaba una una cada cosa de la lista, mientras la miraba a ella señalándola con un bolígrafo, yo pensaba que mi ingles era una mierda y que no me estaba enterando de casi nada... de casi nada hasta que llegó donde pone "Total" 1.888 $. Ahí si me enteré. Y bien que me enteré. Pregunté que si iban incluidas las ruedas de clavos y me dijo que no. Que las ruedas eran unos 600$ plus. En total, unos 2.500$... exactamente lo que me había costado comprar esa misma moto, un año y medio antes y con 63.000 kilómetros menos que yo ya le he hecho. Volvieron a saltar las alarmas, ya que solo tengo 4000$ para esta aventura y aún tengo que equiparme. ¿Hasta dónde llego con 1500$? Ahora no sabía la clave de la alarma. Esta vez es diferente a otras. No puedo andar deambulando por la calle, por el bosque, en gasolineras a -30Cº de sensación térmica como hacía hoy mismo.
No le he dicho ni que si ni que no. Le hemos dicho que tenemos que pensarlo.
He llamado al amigo de mi amigo de Fairbanks que vive aquí, pero no puede ayudarme para cambiar los segmentos, no tiene las herramientas necesarias.
Otro plan que se me ocurre, y creo que no hay otro, es marchar directamente a Vancouver, a toda mecha, donde puedo quedarme en casa de un amigo de Sevilla que está allí mientras trabajo un poco, ya que llegar a New York desde aquí por el país más caro de America... es prácticamente imposible... mucho más corto, pero menos factible.
Y aquí estoy quebrándome la cabeza para ver que hago. Respecto a la ropa, Martins me regala un traje de moto de nieve o para esquiar que es ya no usa. Vais a flipar cuando lo veáis y si soy sincero... a mi me gusta mucho... vosotros, más de uno soltará una carcajada, pero es genial para esta loca aventura.
Un fuerte abrazo y os cuento en breve.
Aqui sigo.Un abrazo
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