Pensé y pensé como iba sobrevivir durante algo más de una semana; Sin casa y con muy poco dinero sería muy difícil y con el importante handicap, que la moto estaba en un taller y sin saber si la pieza tardaría en llegar y si no lo hacía tenía que pagarla y eran 70 Dólares más de lo que tenía en la cartera. Cuando terminé de escribir la última entrada en el blog, el hambre llamó a la puerta. No había comido absolutamente nada durante todo el día. El hambre. El hambre es oscuro y te hace agitar la boca, mordiendo la nada y desespera, enfada, volviendo violento a quien la padece. Abajo había un restaurante de comida rápida. Lo que más me gusta consumir de estos sitios es su wifi gratuito. Bajé después de una ducha caliente. Mi cuerpo parecía humear al chocar con el contraste de la temperatura. Mientras fijaba mi objetivo visualmente los dientes chirriaban entre sí. Mi objetivo no tenía pasa manos. Mi objetivo no me esperaba en el interior con una carta de menú y sus precios al lado. Mi objetivo era el contenedor de basura que había en la puerta. Metí la mano recién duchada y sin vergüenza buscando algo que echarme a la boca. No conseguía ver nada ni palpar nada que no fuese cartón y papel. Miré a mi alrededor pero nadie presenciaba la triste operación. Triste pero yo me empecé a reír viéndome desde fuera llegar tan bajo, pensando... "Esto si que va a ser comida basura... de verdad" Me reía por lo que estaba haciendo y disfrutando de aquella situación ya que la situación en general, era de auténtica aventura. No encontré nada, metí mi mano en el bolsillo y saqué un billete de 20 dólares de los 5 que tenía. Inevitablemente me acordé del dinero que se fue en cosas absurdas, pero por otro lado, que tanto había disfrutado por lo tanto no eran absurdas. Absurdo era mirar atrás... Eso era. Mirar atrás. ¿Para que?
Accedí y al negocio... fue como entrar en la propia papelera pero con luces, con un menú disponible y otros comiendo mierda... pero en ese momento, en mi mente, me encontraba en un restaurante de lujo low cost, estaba hambriento. Cogí un menú y me lo llevé a la habitación.
A la mañana siguiente, a las 7:30 llegó Jamie, el chico que me había invitado a la habitación y Manager de la tienda de Kawasaki. A ver como podía pagar la pieza, era la única cuestión que volaba mi cabeza. "Estamos haciendo todo lo posible para que la pieza llegue lo antes posible" Me comentaba mientras íbamos en su gran pick up a la tienda. "Por mi no te preocupes, no tengo prisa... ninguna prisa. Si la pieza llega el día 27, mejor que mejor porque sinceramente... no tengo dinero hasta ese día" Se quedó extrañado. No había visto viajar a muchos viajeros en moto, tirado de dinero y nunca en invierno. Rió y yo le acompañe. "Si te digo que no tengo dinero, créeme que no tengo. Ni una reserva ni nada que se le parezca. Tengo 90 Dólares para tirar toda la semana"
Jamie
Me interrumpió "Por cierto, anoche hablé con Mike, tu amigo de Couchsurfing, hoy te puedes quedar en su casa a dormir, te llevo luego... y la moto, no te preocupes, te la guardamos nosotros el tiempo que necesites y la pieza, si no tienes prisa estará para el día 30" Aquello fue música para mis oídos.
Mike
Me llevó a casa de Mike y este nos esperaba en un fuera de un coche en la puerta del domicilio en cuestión. Sonriente mientras estoy seguro que pensaba... Ahí viene el loco de la moto. Pasamos todas mis cosas al coche de Mike después de las presentaciones y risas. "¿Estas loco?" a lo que me he acostumbrado a decir "Yes picha, un poco". Me despedí de Jamie con un abrazo y quedando para el día 30. Mike me miraba mientras conducía el coche de su tía con dirección a la casa donde podría quedarme un par de noches. Al llegar a la casa, observo que la casa que se encuentra justo en frente, cruzando la calle, luce una bandera de España que hace de cortina.
Dejamos todas las cosas en la casa, que se encontraba completamente vacía, sin muebles pero con todo lo necesario para vivir un tipo que aprendió a hacer iglúes. Había cocina, ducha, electricidad y un frigorífico. Saqué mi saco de dormir y lo extendí en una de las habitaciones. En el trayecto, Mike rió mucho mientras le contaba mis batallas y los problemas de la moto. Conectamos directamente y creo que fue el motivo para decidir dejarme la casa para mi solo el tiempo que necesitase. De repente, pasé del inicio de la desesperación a tener un garage para mi moto y una casa para mí la cual, tenía un vecino con una bandera de España.
"Mike... ¿Sabes qué?... pues que voy a llamar a esa puerta" Y eso hicimos y Mike me acompaño. Llamé a la puerta y una chica abrió la puerta con cara asustadiza y algo extrañada mientras asomaba un poco su cabeza. En español le pregunté que si vivía algún español en la casa. Ella cambió el idioma y se sumó al mío "Sí, nosotros mi marido y yo" Le explique que yo también era español y que estaría en la casa de enfrente unos días. Ella abrió la puerta mientras llegaba el sonriente y nos invitaba a pasar. "¿Queréis tomar algo?" Pero andábamos justos ya que Mike tenía que trabajar llevando a sus pasajeros en su autobús por toda la ciudad. "¿Vienes a trabajar por aquí?" No, no... y le expliqué mi viaje. El gallego y el gaditano, por lo menos por la parte que me toca, me alegré muchísimo después de cerca de dos meses sin hablar español ni ver a un español. "Luego me paso y echamos un rato" Ellos tambien se estaban mudando al barrio y utilizaron la bandera de cortina.
Esa misma noche me invitaron a cenar. Fuimos a por materia prima al súper y celebramos que yo había conseguido llegar a Edmonton y ellos inauguraban su nueva casa. La excusa era perfecta y las ganas terribles.
La noche se volvió mágica por varios motivos siendo el primero lógico. Otro momento fue cuando el gallego sacó la gaita y nos deleitó magistralmente con aquella música mágica. Me acordé de mi amigo Roberto Naviera. La noche anterior no sabía donde iba a poner el huevo y ahora tenía una casa para mí, con mis llaves y mi cocina con unos vecinos, él español y ella, de 5 meses de Chile. Sí, está de cinco meses y le dije que sería un niño. Al día siguiente el médico lo confirmó.
Pablo y Carolina, que así se llaman me han invitado a dormir en su casa cuando lo necesite "¡Cruza la calle y vente!" me dicen a menudo.
UN MILLÓN DE GRACIAS A JAMIE, MIKE, CAROLINA Y PABLO.
P.D Me he pelao con una maquinilla de afeitar
En la de la izquierda vivo yo
Muchas Gracias... Sois mi gasolina.
Qué bueno! Siempre lo digo: habemos gallegos en todas partes! Y que encima sea gaiteiro… genial!
ResponderEliminarSigo disfrutando desde el teclado de casa y recuerdo algo que una vez me dijo un tal "Rider" viajar te hace mejor persona,Gassssss
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